domingo, 27 de septiembre de 2009

Vuelta nº 88.

Los copos de azúcar de la plaza de un espantoso y artificial color rosa. Las parejitas por todas partes de la mano haciendo de cada parcela de césped su rincón exquisito. Los niñitos correteando entre hamacas y toboganes, disfrutando de pequeñeces que con el tiempo se vuelven fastidiosas, como el hecho de hundir sus manos en la arena del arenero. Perros jugando lejos de la mirada de sus dueños, tan inofensivos que en lugar de ternura causan aburrimiento.
Y yo estoy acá, desestructurando el armonioso panorama. Pensando en salir corriendo hacia cualquier lugar que no se viera demasiado feliz. Poniendole mala cara a mi soledad, a ver si se asusta y al fin huye despavorida. Haciendo caso omiso a las miradas curiosas que me encuentran -sin buscarme- sentada al sol, sola, arruinando el perfecto paisaje propio de las fotos.



Escrito el jueves, en medio de la plaza de San Nicolas. En circunstancias que, aunque la foto no sea de ese momento, están a la vista, claro.

2 comentarios:

El Vocero dijo...

No hay pero soledad de la que uno se envuelva por sí mismo.
Queriendo o no.

NaChi dijo...

En una plaza de San Nicolás?
Dios mio rro. Creo que si voy a ahi me sentiría como vos. (desp te cuento por qué) Voy a tomar prestado este escrito, y ya se que me lo vas a prestar (compartimos soledades jaj)