Encima, esta vez, la lluvia no ayudó.
Lloré.
No se si de angustia o de bronca, pero lloré.
Me acosté y me tapé hasta la frente varias veces, pero no.
Sigo sintiéndome mal.
Sigo de mal humor.
Sigo pensando que sería mejor no haberme despertado hoy.
Sigo tratando de encontrar qué es lo que hizo que el día de hoy se pareciera más a una tortura, que a un jueves más del montón.