
Primero lo miré rápidamente, sin observarlo... pero después lo miré con más detenimiento, y tuve la horrible impresión de estar mirando a algún ser de otro planeta. El hombre era un hombre como cualquiera, pero qué se yo. No se si era porque su camisa era gris y no celeste, o porque su asiento era más alto que el común de los colectivos, o el bigote gigante negro que tenía bajo su nariz de ratón, pero me bastó para querer asegurarme de que jamás tome un bondi de la línea 122.
4 comentarios:
Vos sos una adicta a los estupefacientes...
son una raza aparte como los tacheros y las cajeras del super
beso
Los miedos incontrolables son así, inexplicables. Tal vez sea el mejor ser del planeta, pero le tememos porque hay algo que no nos termina de cerrar. Un gran beso.
Los colectiveros, taxistas y remiseros son de una raza infrahumana.
No pueden tratar asi a los pasajerossss!!
No te subas con ese, seguro que era un Elfo con bigotes. De ahi lo del asiento mas alto.
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