sábado, 7 de noviembre de 2009

Vuelta nº 119.

Voy a tratar de explicar mejor la pausa nº 37, porque para el que no sepa lo mucho que me gusta estar sola (sola literalmente, no es "sola sin mis padres y con amigos... no, sola), lo mucho que me gusta la lluvia, lo mucho que me gusta el fernet, y lo mucho que me gusta La Renga, no la va a entender.
Me sentía feliz. Meli lo llamó amornía. Puede ser satisfacción personal tal vez. La cuestión es que tenía ganas de reír, correr, saltar, bailar, cantar.
De hecho lo hice: corrí alrededor de la mesa como loca, salté en la cocina escuchando "Somos los mismos de siempre" y me saqué muchas fotos con cara de idiota y la lengua afuera... y fué mi mejor momento.

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