viernes, 24 de julio de 2009

Vuelta nº 40.

Vaso mitad vacío.


Soy una pesimista que da consejos optimistas, lo reconozco.
Es que el optimismo no es la modalidad de vida que quiero para mí, pero es bueno ver a los que quiero llenos de expectativas, de ganas, de ilusiones por concretar. Además una vez leí que contagiar optimismo es una forma de curar. Yo trato de curar. No de curarme. Me fastidia la gente optimista. Me irrita.
Ser pesimista es jugar con trampa. Es avisarle a la vida que si quiere ser puta con vos, puede serlo, no te va a sorprender. Es pedirle que al fin te golpee, ya estás preparada.
Es anticiparte al precipicio, sin ponerte paracaídas, pero preparándote para el vacío que vas a sentir cuando pises en falso.
Y ni hablar de la alegría espontánea cuando ves que, sorpresivamente, algo te sale bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

totalmente coincido con vos!