martes, 7 de julio de 2009

Vuelta nº 23.

Por una cuestión orgánica, cualquier persona al bañarse canta (al menos las normales). Yo no soy normal, y en cambio aprovecho a llorar. Llorar de alegría, de dolor, de nostalgia, de bronca, de envidia, de melancolía, de emoción.
Pero lloro porque siento que ahí lo hago con más potencia, más convicción... debe ser por el agua de la ducha, no sé.

No hay comentarios: