lunes, 26 de octubre de 2009

Vuelta nº 110.

Hoy voy a ir a robar moras con mi papá.
¡Qué acontecimiento!, pensarán (¿alguien lee esto?). Pero no es sólo la adrenalina de saber que vamos a cometer un acto vandílico. No es sólo poder encontrar el horario para hacerlo sin que nadie lo note...
La cuestión radica en otro punto, que es la actitud cómplice entre mi viejo y yo. Es ese guiño que se va a generar en el momento que subamos al auto, y él me diga "¿a qué arboles vamos?" (sí, me va a decir así, aunque no vayamos a un árbol, sino a algún sitio). En ese momento en que él alcance la rama con las moras más maduras para que yo las arranque feliz, seleccionándolas, ni muy muy ni tan tan, como a los dos nos gustan. Es esa carcajada que vamos a largar cuando lleguemos a casa, triunfantes, con nuestros frutos como una especie de trofeo. Es esa mirada secuaz que nos dirigiremos cuando estemos saboreando el postre de esta noche... que serán las moras que consigamos robar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajaj

ladrona!!!

ojoo no te van a descubrir!!!