domingo, 6 de junio de 2010

Vuelta nº 160 - Horizontes perfumados.

Ana podía ver el universo más amplio. No todo terminaba en esa burbuja que ella misma había construído, ahora lo sabía.
Tal vez fue un rayo de sol en su cara, la sonrisa de un anciano en la parada del colectivo, las hojas de otoño desprendiéndose de los árboles, la humedad de una mañana del mes de mayo, el café caliente de la medianoche, la correntada calma del río, alguna canción que azarosamente llegaba a sus oídos, una mirada cómplice con su mascota, el viento despeinándole la mirada, o cualquier otro acontecimiento pequeño, casi imperceptible... pero todo era diferente.
Sus ojos veían esa magia que vivía tácita entre las cosas... se le presentaba en forma de arco iris nocturnos, brisas cálidas, estrellas fugaces entrando a través de una ventana abierta, guiños del destino que antes no percibía, o simplemente se negaba a hacerlo.
Caminar, ahora implicaba ser consciente de que pertenecía al mundo, y que el mundo, si quería, le pertenecía a ella. Al sonreír, sonreía por placer, el placer de estar viva, viva por algo, sin vivir por vivir. Y Ana, vivía por ella misma. Descubría cada día que lo único que realmente poseía era su interior, sus ideas, y sus sentimientos. Quería hacer con ellos lo mejor que pudiera... sus ideas a menudo las escribía, y sus sentimientos... bueno, a esos los escondía. Los escondía para conservarlos mejor, más tiempo, más propios. También tenía sus sueños, y qué otra cosa hacer con ellos más que salir a buscarlos. No poseer un mapa que le facilite la tarea sólo aumentaba su deseo de concretarlos, sería más meritorio si lo hacía por sí sola. Así iba por la vida... con la mirada cargada de sueños, buscándolos en algún horizonte que tuviera perfume de caballero.

2 comentarios:

【73】★NEGROIDE★【73】 dijo...

Me gusta el fondo negro.
No, no leí nada.

Mamá dijo...

Me gustó sobre todo el final :P